«La gente que sabe entender reconoce que mis palabras son justas y verdaderas. No busquen las riquezas, mejor busquen mis enseñanzas y adquieran mis conocimientos, pues son más valiosos que el oro y la plata. ¡Los más ricos tesoros no se comparan conmigo! Proverbios 8.9-11, TLA

sábado, 9 de agosto de 2014

DIA 263 Proverbios 8:1-36

Invitación de la sabiduría

8 ¡La sabiduría está llamando!
¡Gritando está la experiencia!

2 Se para a la orilla del camino
o a la mitad de la calle,
para que todos puedan verla.

3 Se para junto a los portones,
a la entrada de la ciudad,
y grita a voz en cuello:

4 «Gente de todo el mundo,
¡a ustedes estoy llamando!

5 Jovencitos ignorantes,
muchachitos inexpertos,
¡piensen bien lo que hacen!

6 Préstenme atención,
pues voy a decirles algo importante;

7-8 no me gusta la mentira
ni tampoco la hipocresía,
siempre digo la verdad.

9 La gente que sabe entender
reconoce que mis palabras
son justas y verdaderas.

10 No busquen las riquezas,
mejor busquen mis enseñanzas
y adquieran mis conocimientos,

11 pues son más valiosos
que el oro y la plata.
¡Los más ricos tesoros
no se comparan conmigo!

12 »Yo soy la sabiduría,
y mi compañera es la experiencia;
siempre pienso antes de actuar.

13 Los que obedecen a Dios
aborrecen la maldad.
Yo aborrezco a la gente
que es orgullosa y presumida,
que nunca dice la verdad
ni vive como es debido.

14 Yo tengo en mi poder
el consejo y el buen juicio,
el valor y el entendimiento.

15-16 Yo hago que actúen con justicia
reyes, príncipes y gobernantes.

17 Yo amo a los que me aman,
y me dejo encontrar
por todos los que me buscan.

18 Mis compañeras son
la riqueza, el honor,
la abundancia y la justicia.

19 Lo que tengo para ofrecer
vale más que el oro y la plata.

20 Siempre actúo con justicia,

21 y lleno de riquezas
a todos los que me aman.

22-23 »Dios fue quien me creó.
Me formó desde el principio,
desde antes de crear el mundo.
Aún no había creado nada
cuando me hizo nacer a mí.

24 Nací cuando aún no había
mares ni manantiales.

25-26 Nací mucho antes
de que Dios hiciera
los cerros y las montañas,
la tierra y sus paisajes.

27 Yo vi cuando Dios puso
el cielo azul sobre los mares;

28 cuando puso las nubes en el cielo
y cerró las fuentes del gran mar,

29-30 cuando les ordenó a las aguas
no salirse de sus límites.

»Cuando Dios afirmó la tierra,
yo estaba allí, a su lado,
como su consejera.
Mi dicha de todos los días
era siempre gozar de su presencia.

31 El mundo creado por Dios
me llenaba de alegría;
¡la humanidad creada por Dios
me llenaba de felicidad!

32 »Querido jovencito,
¡escúchame bien!
Dios te bendecirá
si sigues mis consejos.

33 Acepta mis enseñanzas;
no las rechaces.
¡Piensa con la cabeza!

34 Si todos los días
vienes a mi casa
y escuchas mis enseñanzas,
Dios te bendecirá.

35 Los que me encuentran,
encuentran también la vida
y reciben bendiciones de Dios;

36 pero los que me ofenden
ponen su vida en peligro;
odiarme es amar la muerte».

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies






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