«La gente que sabe entender reconoce que mis palabras son justas y verdaderas. No busquen las riquezas, mejor busquen mis enseñanzas y adquieran mis conocimientos, pues son más valiosos que el oro y la plata. ¡Los más ricos tesoros no se comparan conmigo! Proverbios 8.9-11, TLA

miércoles, 21 de mayo de 2014

DIA 186 Jueces 6:11-35

11 Luego vino el ángel de Dios y se sentó bajo el roble que está en Ofrá. Ese árbol pertenecía a Joás, que era descendiente de Abiézer. En ese momento, Gedeón hijo de Joás, estaba limpiando trigo, a escondidas de los madianitas, en el lugar donde se pisaban las uvas para hacer vino. 12 El ángel de Dios se le apareció a Gedeón y le dijo:
—¡Qué fuerte y valiente eres! ¡Por eso Dios está contigo!

13 Gedeón le respondió:
—Perdón, señor, pero si Dios está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto? ¿Por qué no hace milagros como cuando nos libró de Egipto? Nuestros antepasados nos han contado las maravillas que Dios hizo antes; pero ahora nos ha abandonado, nos ha dejado caer en manos de los madianitas.

14 Entonces Dios mismo miró a Gedeón y le dijo:
—Pues eres tú quien va a salvar a Israel del poder de los madianitas. Además de tus propias fuerzas, cuentas con mi apoyo.

15 Gedeón le preguntó a Dios:
—Pero mi Dios, ¿cómo podré librar a los israelitas? Mi grupo familiar es el más pobre de la tribu de Manasés, y yo soy el menos importante de toda mi familia.

16 Y Dios le contestó:
—Podrás hacerlo porque yo estaré contigo para ayudarte. Derrotarás a los madianitas como si derrotaras a un solo hombre.

17 Entonces Gedeón se dirigió al ángel y le dijo:
—Si cuento con la aprobación de Dios, dame una señal de que realmente es él quien me ha hablado. 18 Por favor, no te vayas de aquí hasta que yo vuelva. Quiero ofrecerte de comer.

El ángel de Dios le aseguró:
—Esperaré aquí hasta que regreses.

19 Gedeón se fue a su casa. Preparó un cabrito, y con diez kilogramos de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla. Lo llevó todo hasta el roble y se lo ofrendó a Dios. 20 El ángel le ordenó que pusiera la carne y los panes sobre una piedra, y que echara el caldo encima. Y Gedeón obedeció. 21 Por su parte, el ángel, con la punta del bastón que tenía en la mano, tocó la carne y los panes sin levadura. Enseguida salió fuego de la piedra y quemó toda la carne y los panes; luego el ángel de Dios desapareció. 22 En ese momento Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel de Dios, y lleno de miedo exclamó:
—Dios mío, de seguro moriré, pues he visto a tu ángel cara a cara.

23 Pero Dios le dijo:
—No tengas miedo, no te vas a morir. Al contrario, he venido a darte paz.

24 Entonces Gedeón edificó allí un altar a Dios, y le puso por nombre «Dios es paz». Hasta el momento en que este relato se escribe, este altar todavía está en Ofrá, ciudad del grupo familiar de Abiézer.

25 Esa misma noche, Dios le dijo a Gedeón:
«Ve al ganado de tu padre y toma el mejor toro. Derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y destruye la estatua de la diosa Aserá, que está junto al altar de Baal. 26 Luego, con piedras labradas, edifica un altar en mi honor en la parte alta de la colina. Toma el toro y ofrécemelo como sacrificio, usando como leña la estatua que destruiste».

27 Así que esa noche Gedeón se llevó a diez de sus sirvientes e hizo lo que Dios le había ordenado. No se atrevió a hacerlo de día por miedo a su familia y a gente de la ciudad.

28 A la mañana siguiente, cuando los habitantes de la ciudad se levantaron, vieron que el altar de Baal había sido derribado, y que habían destruido la estatua de Aserá. Vieron, además, que el mejor toro había sido sacrificado sobre el nuevo altar. 29 Unos a otros se preguntaban: «¿Quién habrá hecho esto?»

Después de buscar y averiguar, se enteraron de que Gedeón lo había hecho. 30 Entonces buscaron al padre de Gedeón y le dijeron:
—¡Trae aquí a tu hijo! Lo vamos a matar, porque ha derribado el altar de Baal y destruido la estatua de la diosa Aserá.

31 Pero Joás les dijo a todos:
—¡Ahora resulta que ustedes están de parte de Baal, y lo quieren defender! ¡Pues cualquiera que lo defienda, que muera antes del amanecer! Si Baal es dios, que se defienda a sí mismo. Después de todo, el altar derribado era suyo.

32 Desde entonces le cambiaron el nombre a Gedeón y lo llamaron Jerubaal, porque Joás había dicho: «¡Que Baal se defienda a sí mismo![a] El altar derribado era suyo».

33 Después de esto, todos los madianitas se unieron a los amalecitas y a los pueblos del este. Cruzaron el río Jordán y acamparon en el valle de Jezreel. 34 Pero Gedeón, guiado por el espíritu de Dios, tocó la trompeta para que se le uniera la gente de Abiézer. 35 Mandó mensajeros por todo el territorio de la tribu de Manasés, para que también esta tribu se les uniera. Además, envió mensajeros a las tribus de Aser, Zabulón y Neftalí, y todos se le unieron.

Footnotes:
a.Jueces 6:32 El nombre Jerubaal y la frase Que Baal se defienda tienen un sonido parecido.

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies





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